EL AVIÓN QUE LLEVÓ AL GENERAL FRANCO A LA DICTADURA
Secundino E. Darias García, historiador
experto en Aviación. Santa Cruz de Tenerife.
(Artículo publicado en Canarias 7 el 18 de julio de 2011).
(Artículo publicado en Canarias 7 el 18 de julio de 2011).
Hace
75 años, un avión llegado a Canarias contribuiría decisivamente en la
participación del general Franco en la Guerra Civil y al inicio de su carrera
como futuro dictador de España durante 40 años.
Un general en Canarias
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El
general Francisco Franco, aislado en
su destino
en Tenerife como capitán general de Canarias, hubo de esperar la llegada de un avión para su traslado a Marruecos (Foto: almamagazine.com). |
Aunque
los conflictos que desencadenaron el estallido de la Guerra Civil en España,
son anteriores a 1936, los primeros meses de ese año estuvieron muy marcados
por fuertes tensiones y enfrentamientos políticos que llevarían a cobrarse
algunas vidas antes del definitivo conflicto armado. El Frente Popular,
coalición que aglutinaba a los partidos de izquierda, había logrado el triunfo
electoral el 16 de febrero provocando la indignación en los grupos de derechas,
cuyos elementos más radicales dentro del ejército intentaron decretar el estado
guerra, en una clara maniobra para dar un golpe de estado y hacer caer al nuevo
gobierno de la República. Sin embrago, el intento de sublevación fue un
fracaso. Como medida preventiva, el Gobierno decidió sustituir en sus puestos a
los oficiales bajo sospecha por militares más leales, entre ellos, al general
Francisco Franco, quien quedó alejado de la Península desde marzo al ser
destinado a Santa Cruz de Tenerife al mando de la Capitanía General
de Canarias.
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El
general Mola, apodado “El Director”, organizó
la sublevación de julio de 1936 y solicitó a Franco que se uniera a ella (Foto: Rojo y Azul:
imágenes de la Guerra Civil Española.)
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El
general Emilio Mola, conocido como “El Director” comenzó, en aquellos meses, a preparar
una sublevación mejor organizada contra el Gobierno. Aun así, a comienzos de
julio, días antes del inicio de la guerra, la conspiración aún era
inconsistente. Muchos golpistas dudaban en participar en aquella aventura, ya
que tenían todavía muy presente el fracaso en la intentona de febrero. Franco,
aislado en Canarias para unirse directamente a la sublevación, tampoco quiso
correr riesgos interviniendo abiertamente en estos planes hasta tener plenas
garantías, por lo que aparentó no estar comprometido con los conspiradores a la
vez que trataba con ellos y se mantenía al corriente sobre el futuro alzamiento
armado. Se había previsto que Franco se pusiera al mando de las tropas
españolas en el norte de África, puesto para el que había sido elegido por su
fama de estratega demostrada en la
Guerra de Marruecos, que le había valido su rápido ascenso a
general, y por su actuación en la represión del conato revolucionario de los
mineros asturianos en 1934. No obstante, para su salida de Canarias, era
imprescindible contar con un avión.
Un avión llamado “Dragon
Rapide”
El
plan previsto planteaba el alquiler de un aparato extranjero para evitar las
sospechas de las autoridades españolas. Luis Bolín, corresponsal en Londres del
periódico monárquico ABC recibió
órdenes de su director, el marqués Luca de Tena, de alquilar un aeroplano. El
ingeniero Juan de la Cierva,
inventor del autogiro y residente en Inglaterra, donde dirigía su fabricación,
fue el encargado de elegir el modelo. Bolín y el mismo De la Cierva concretaron el
alquiler en Londres, cuyos gastos fueron sufragados por el banquero Juan March.
Aunque la idea original fue la de alquilar un hidroavión con el que alcanzar
las aguas de Ceuta, sólo se pudo conseguir
uno terrestre con el que se volaría a Tetuán. El aparato elegido
finalmente sería un De Havilland D.H.89 Dragon
Rapide. Hay que aclarar que, aunque el nombre de “Dragon Rapide” se ha
tomado popularmente como “el avión del general Franco”, se trata, sin embargo,
del nombre de un modelo de avión y no el que recibió en exclusiva, por bautismo
o por mote, el aeroplano al servicio del futuro dictador. Hubo una gran
producción de D.H.89 (Dragon Rapide) por entonces y fueron vendidos a varios
países. Incluso, antes de julio de 1936, ya volaban en España cuatro de ellos,
uno perteneciente a las Líneas Aéreas Postales Españolas (LAPE) y llegado en
1934, y otros tres correspondientes a la versión militar y basados en la
madrileña base de Getafe siete meses antes de la sublevación. Durante la Guerra
Civil, también ambos bandos seguirían incorporando más aviones Dragon Rapide a
sus respectivas fuerzas aéreas.
El
aparato elegido por De la Cierva, matriculado G-ACYR, pertenecía a la Olley Air
Service Ltd., situada en Croydon, al sur de Londres. A su piloto, Cecil Bebb,
se le hizo creer que iba a transportar a un líder rebelde del Rif, quien se
dispondría a organizar un levantamiento en Marruecos. La excusa del vuelo a
Canarias ante las autoridades españolas sería la de un supuesto viaje
turístico. Para aparentarlo, el coronel retirado Hugh Pollard, su hija Diana y
una amiga de ésta, Dorothy Watson, irían en el avión, junto con Bolín, el
mecánico Rice y el radiotelegrafista Bryers.
Aunque
se ha especulado sobre si en Canarias existía alguna alternativa para conseguir
un aeroplano para el general Franco en caso de fracasar el Dragon Rapide, lo
cierto es que casi no había posibilidad de lograrlo. El parque aéreo en las
Islas era casi nulo, limitándose a la avioneta de escuela De Havilland D.H.60G
del Aeroclub de Las Palmas, cuyas características, sin radio a bordo, sin
instrumentos de navegación adecuados y un escaso alcance de 515 km, no le hubiesen
permitido llegar al Marruecos francés, para eludir el puesto español de Cabo
Juby (actual Tarfaya), en el Sáhara. Allí, el capitán Burguete, militar leal al
Gobierno, no hubiese dudado en detener a Franco. Los otros posibles aviones los
constituían los pocos aparatos comerciales que volaban a Canarias y que,
circunstancialmente, podían caer en manos de los sublevados. Uno de ellos era
el Douglas DC-2 de LAPE que hacía escalas en Gando y Los Rodeos una vez por
semana. Este modelo, el más moderno de los matriculados en España por entonces,
era mejor opción, incluso, que el D.H.89, hubiese permitido al general llegar a
Casablanca sin sobresaltos y con todas las comodidades. No obstante, dado que
el alzamiento armado comenzaría ya el viernes 17 en Melilla, no coincidió con
la fecha de su vuelo a Canarias, que era los domingos. El segundo posible avión
comercial lo constituía el aparato de Lufthansa que pasaba por Gando en el
trayecto a Gambia. En esas fechas, estaban asignados dos modelos que se
alternaban para hacer esta escala, el Junkers Ju 52 y el más moderno Heinkel He
111. Aparatos equiparables en posibilidades al DC-2. Precisamente el Ju 52
llegaría a Gando dos días más tarde de la salida del Dragon Rapide y, de hecho,
sería incautado por los sublevados. En cualquier
caso, también se hubiera tenido que confiar en la buena voluntad de las
tripulaciones para el uso de estos aviones.
Las alternativas más claras al Dragon Rapide en Canarias eran tres. Arriba, el Heinkel He 111 de Lufthansa que ya volaba a las Islas desde enero de 1936 (Foto: flickeflu.com). Centro, el Junkers Ju 52 de la misma compañía que alternaba los vuelos con el He 111 (Foto: lughafenbb.wordpress.com). Abajo, el Douglas DC-2 de las Líneas Aéreas Postales Españolas (Foto: Aviones en la Guerra Civil Española.Ingleses, checos, polacos de Justo y Miranda y Paula Mercado). De hecho, el Ju 52 sería incautado dos días después de la salida del Dargon Rapide para Marruecos con el general Franco a bordo.
El vuelo hasta Canarias
El avión despegó de Croydon el día 11, haciendo escala en Burdeos, donde se encontraron con Luca de Tena y con José López Carrizosa, marqués del Mérito. Se comentó con el piloto si podía llevar a este último hasta Casablanca. El marqués tenía la misión de alquilar en Marruecos otro avión en caso de que fracase el Dragon Rapide. Bebb accedió decidiendo enviar en otro avión al mecánico al no haber espacio para éste en su aeroplano. El mismo día pusieron rumbo a Portugal para hacer escala en Oporto, pero las adversas condiciones meteorológicas desorientaron al piloto, que tomó la decisión de dar media vuelta y dirigirse al campo francés de Biarritz. Esa misma tarde volverían a intentar salir para Oporto, esta vez con éxito. Al día siguiente, partían para Lisboa. En esa capital, Bolín se entrevistó con el general Sanjurjo, a quien comentó que Franco era el hombre adecuado para tomar el mando de las tropas de Marruecos. Sanjurjo, exiliado en Portugal desde su intento de sublevación contra la República en 1932 y cabeza de la conspiración en el extranjero, debía haber tomado el mando del golpe a su regreso a España, pero, tras iniciarse el levantamiento armado, la avioneta en la que intentó volver se estrelló durante el despegue falleciendo en el accidente. Esta muerte sería uno de los hechos que facilitaría a Franco su ascenso al poder.
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El
Dragon Rapide enviado a Canarias en una escala en Biarritz (Foto:
Aeroplano núm. 10).
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Cecil William Harry Bebb, piloto del Dragon Rapide
(Foto: Croydon Airport. The Great Days, 1928-1939 de D. Cluett, J. Nash y B. Learmonth). |
Ya el día 12 se había
producido el asesinato en Madrid del teniente de la Guardia de Asalto José
Castillo, de ideología socialista. Castillo había sido elegido como víctima por
los falangistas por haber mandado la represión de los disturbios en el entierro
del teniente de los Reyes tres meses antes. Este asesinato generó otro. La
madrugada del día siguiente, un grupo de guardias de asalto secuestraba y
asesinaba a José Calvo Sotelo, uno de los diputados de derechas más destacados.
Ante este asesinato, Franco decidió finalmente sumarse a la conspiración. Esta muerte
actuó además como acelerador de la sublevación. El general Mola, adelantó la
fecha del alzamiento estableciéndola el día 18 a las 5:00 horas.
La extraña muerte del general Balmes en Las Palmas
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Mapa
del vuelo del Dragon Rapide (Foto:
Franco
y el Dragon Rapide de
Antonio González Betes).
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Carátula
de la película Dragon Rapide.
Rodada en 1986, se convirtió en el primer film que abordó estos acontecimientos de julio de 1936 (Fuente:Videoteca de Secundino E. Darias Gracía). |
Salida de Gran Canaria hacia Marruecos
Dragon
Rapide de Gran Canaria rumbo a Agadir, a donde llegaría hacia las 17:30,
para luego hacer escala en Casablanca sobre las 22:30. Allí, se encontrarían
con Bolín y pernoctarían todos los ocupantes del avión, mientras el dinero de Juan March proporcionaba al general
una buena coartada, cuando los medios de comunicación locales anunciaron que
Franco había sido llamado a Madrid por el Gobierno para sofocar la rebelión,
continuando así la campaña de desinformación de estos primeros momentos. Al día
siguiente, el D.H.89 salía definitivamente para el aeródromo de Sania Ramel, en
Tetuán, con los oficiales españoles acompañados por Bolín. Antes de aterrizar, Franco
ordenó al piloto que realizase una pasada de reconocimiento sobre aquel campo para
identificar al coronel Eduardo Sáez de Buruaga, quien había encabezado la
rebelión en esta localidad y se encontraría allí para recibirlo. Esta medida no
se guiaba sólo por la suspicacia, ya que el jefe del aeródromo, el comandante Ricardo
de la Puente Bahamonde, también primo hermano del general, se mantuvo fiel al
Gobierno y, al mando de 25 subordinados leales se resistió a la entrega del
campo hasta esa misma madrugada. A la llegada de Franco, su primo ya había sido
detenido tras dos horas y media de resistencia, y, en fechas posteriores, sería
fusilado por estos hechos sin el indulto del futuro dictador. Tras comprobar
que Sáez de Buruaga se hallaba en aquel aeródromo, el avión tomó tierra y, desde
ese momento, Franco se ponía al mando del denominado “Ejército de África”, el
más profesional y mejor pertrechado de los que podía disponerse en aquellos
inicios de la Guerra Civil.
La misión del Dragon
Rapide, no obstante, no había terminado aún. Bolín viajó en él a Italia con
instrucciones de Franco para negociar la ayuda de este país. Parece, sin
embargo, que no logró del todo sus objetivos y que fueron otros representantes españoles
presentes en Roma quienes obtendrían la intervención italiana. El avión
finalmente regresaría a Inglaterra para continuar sus servicios con la Olley
Air Service Ltd.. En 1953, el aparato volvería a España para ser reconstruido,
exhibiéndose hoy en el Museo de Cuatro Vientos de Madrid. Franco también recibiría
a Cecil Bebb en 1957 para concederle personalmente la medalla al Mérito. Con su
traslado por vía aérea en el Dragon Rapide, el general Franco consiguió ponerse
al frente del levantamiento armado hasta derrotar a la República en 1939, convertirse
en dictador de España durante cuarenta años.
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