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sábado, 29 de junio de 2013

DOS JUNKERS F.13 EN EL PUERTO DE SANTA CRUZ DE TENERIFE


PRIMEROS VUELOS TURÍSTICOS SOBRE CANARIAS


Secundino E. Darias García, historiador experto en Aviación, Santa Cruz de Tenerife.
(Artículo publicado en Binter Noticias en enero de 2004).




  Hasta comienzos del siglo XX, los atractivos paisajes canarios sólo habían sido admirados desde tierra o desde el océano. Sin embargo, el nacimiento de la aviación proporcionó otra forma de disfrutarlos. Durante los años 20, numerosos y afamados aviadores habían pasado por Canarias. Muchos lo habían hecho como escala en tránsito hacia otros puntos y no habían podido admirar las islas de cerca. Por el contrario, aviadores como el español Ramón Franco, quien sobrevoló el Teide en 1924, lograron un contacto más estrecho con sus parajes desde la perspectiva de las aves. Frente a estos vuelos, en exclusiva para los aviadores, hay que citar los que se ofrecieron al público en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife en 1928 por medio de pequeños hidroaviones transportados en cruceros turísticos.
A finales de febrero, dos buques de recreo de la Norddeutscher Lloyd llegaban a la capital tinerfeña con sus camarotes repletos de turistas alemanes. El primero de ellos, el Lützow, entraba en el puerto el día 24 por la tarde transportando ciento cincuenta pasajeros, mientras que el día 27 lo hacía el Stuttgart con doscientos cincuenta y cinco. En ambos casos, se organizaron excursiones por tierra al norte de la isla. En esta situación, se solicitaron unos cincuenta automóviles para los turistas del Lützow, quienes pasaron por La Laguna en dirección a La Orotava y el Puerto de la Cruz. De la misma manera, los viajeros del Stuttgart dispusieron de casi ochenta vehículos, repitiendo el mismo itinerario que sus compatriotas días antes. No obstante, este no fue el único medio que emplearon los visitantes alemanes para contemplar Tenerife. El año anterior había sido incorporado a cada uno de estos buques un pequeño hidroavión Junkers F.13W con el que se efectuaban vuelos sobre los puertos a los que arribaban. Estos hidros se encontraban en la bodega de cada buque y eran movidos desde ésta por medio de una grúa instalada para tal fin.

El día 25, se hizo descender del Lützow su F.13 sobre las aguas del Puerto de Santa Cruz. El pequeño aparato efectuó varios vuelos sobre la capital y sobre su puerto, para luego dirigirse hacia el norte de Santa Cruz atravesando su litoral. Más tarde, se adentró hacia la Península de Anaga brindando a sus pasajeros la visión aérea de su espléndido paisaje. Por primera vez, se ofrecía esta forma de transporte al público, dejando a un lado la exclusividad que hasta entonces habían poseído los aviadores. Además de los pasajeros alemanes, también los tinerfeños pudieron disfrutar de los hidroaviones, pues, previo pago de una tarifa, algunos de ellos dispusieron de una plaza desde la que contemplar a vista de pájaro aquellos paisajes que siempre habían admirado desde tierra o desde el mar.
 El día 28, sucedía lo mismo con el F.13 transportado por el Stuttgart. Desde las 7:00 de la mañana hasta el mediodía, el pequeño aparato realizó diversos vuelos sobre la ciudad, que a juzgar por la prensa local, fueron ejecutados magistralmente por su piloto, causando gran expectación entre los santacruceros. Numerosos ciudadanos, situados en el muelle y las azoteas, contemplaron las maniobras del hidro, que realizó varios amarajes tanto en el interior del puerto como fuera de él. El aparato también sobrevoló los paisajes de Anaga, regresando una y otra vez a Santa Cruz para recoger nuevos pasajeros. Días más tarde, ambos barcos emprendían el viaje hacia nuevas escalas. Dejaban tras de sí el recuerdo de aquel espectáculo aéreo y la experiencia de haber ofrecido una nueva forma de disfrutar de los paisajes insulares tanto a los canarios y como a los visitantes de este archipiélago.



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